El Secreto Del Tiempo

 Estoy mirando el techo de mi habitación, veo la lámpara redonda que cuelga de él, cierro y abro los ojos y ahora la lámpara es cuadrada. Cierro y abro los ojos otra vez y estoy durmiendo en la parte superior de una cama de doble piso, tengo un celular entre mis manos que jamás había visto y no entiendo el idioma que muestra en la pantalla. Me doy vuelta y estoy en una habitación similar, con algún detalle distinto que no logro ver, como la ubicación de los muebles o los colores de las paredes. Pero el lugar parece ser el mismo después de todo. Salgo de ahí y voy al baño y es algo diferente a lo que veo siempre. Me despierto y estoy en otro baño, algo mas grande. Vuelvo a despertar y estoy en otro baño, otra vez. Estoy saltando entre vidas. No hay otra razón, soy yo, pero en lugares similares, aunque no iguales, con detalles que no conozco. Mi miente va y viene de aquí a allá, quién sabe dónde estaré.

De tanto viajar entre vidas ya no recuerdo cual es el lugar original, ni como me veo realmente en el espejo. Las personas que me rodean se ven parecidas a si mismas, aunque con alguna que otra diferencia. Las actitudes cambian, así como las paredes cambian de lugar. La iluminación también es un problema, por mas que sea de día a veces se ve como si fuera de noche, con mucho ruido visual en el ambiente, como si se estuviera iluminando solo con la luz de la luna. En cambio, otros lugares son tan nítidos como jamás había visto con mis ojos reales, una vista tan privilegiada y preciosa que detalla a la perfección los objetos que me rodean.

Los lugares mas extravagantes, decorados al extremo, con bibliotecas, alfombras lujosas y telas finas en las paredes, tienen también personas ancianas y jóvenes a la vez. Al ver su rostro se puede ver cambiar su edad, si se mueven un poco hacia adelante parecen tener 100 años, se mueve otro poco hacia atrás ya se ve como un adolescente, gira la cabeza hacia un lado y se ve una persona, se mueve hacia el otro lado y su faz cambia completamente. Como si fuera una persona múltiple. Hasta a veces se puede ver su forma de marfil, perfecta como una estatua tallada por el artista mas hábil que jamás hubiese existido, pero con vida propia, como si estuviera animada. Al verme allí me miran asombrados dos personas blancas como un papel, sin pelo que parecen estatuas que hablan y dicen entre sí - ¿Es una interfaz? ¿Pero cómo, quién es? - Asombrados por mi presencia, yo ni siquiera se como me veo allí, sigo saltando entre vidas sin saber en que lugar estoy cada vez.

El tiempo pasa, los años y los lugares. Tirado en el suelo, me están reparando. Esta vez parece que soy un robot averiado en un planeta oscuro, en el medio de una calle rota y solitaria. Es el último aceite que consiguieron que es compatible con mi unidad de energía autónoma. Este lugar es horrible, quiero irme de aquí. Vuelvo a mi habitación, la misma de siempre, esta vez en vez de lámpara tiene un ventilador, los muebles van y vienen, la habitación se expande a cada segundo que pasa. Parece que tengo fiebre. Vienen personas a visitarme y les digo que no se acerquen, parece que tengo una enfermedad contagiosa. Abren la ventana hacia atrás y no hacia los lados, que en la realidad jamás abrió de esa forma, y van a llamar a un doctor. Muy tarde, yo ya no estoy allí. Mi alma se escapó una vez más. Preso en la ventanilla de un colectivo, miro el mismo escenario gris y lo recuerdo, plasmado en un papel roto con tinta negra en algún futuro posible. Pero al otro instante ya no estoy allí, ahora estoy en un jardín de flores amarillas, el cielo brilla fuerte y las abejas danzan junto con las flores. Las burbujas se mueven a mi alrededor. Pequeños mundos que flotan en el aire, mecidos por el tenue viento. El silencio es absoluto, y el movimiento suave como la seda. ¿En que otro lugar desearía estar? Si parece el lugar perfecto para vivir por siempre. Pero no duró mucho.

Ahora soy el guardián del perro del desierto, un perro mitad serpiente, mitad dragón que es feroz e inquieto. Deambulo con el por el castillo, para calmar su sed. Mientras subo las escaleras noto algo, somos dos los que llevamos a esta misteriosa bestia. Me pareció verme a mi mismo, y cuando iba a preguntarle el nombre al chico que me acompañaba, mi mente cambió de vidas otra vez. Estoy seguro que era yo mismo, pero de otro tiempo, éramos tan parecidos. Ni siquiera me da el tiempo de averiguar algo más de este misterio, las olas de la realidad se sacuden antes que pueda dominar siquiera el habla en el cuerpo donde estoy. Veo gris y luces en el aire, como si estuviera mirando una televisión vieja en blanco y negro, pero son mis ojos los que ven así. Mi vista es extraña, mis oídos escuchan de una forma extravagante, al parecer entienden lo que quieren. Soy pequeño y estoy con mi madre en un hospital. La mente es un lugar maravilloso, un lugar del cual no quiero salir. Por eso veo y escucho así. Es que la realidad es tan cruda para mí, que prefiero ver para adentro, vivir en la burbuja dorada, sentado en el suelo de la habitación principal de mi existencia, un lugar con ventanas grandes que dejan pasar el sol, un piso alfombrado, todo brillante. Las burbujas deben estallar en algún momento. Siento que no estoy solo allí. Alguien viene a visitarme. Este momento ya lo había vivido antes. - Debe ser un deja vi - Dice alguien pasando cerca nuestro, con una voz robótica y calma. - Es cuando nuestra alma del futuro viene a visitarnos, ya no te debería pasar más. -

No puedo despertar y el terror de la pesadilla es cada vez peor. Camino hacia el comedor y hay dos mesas y cuatro sillas. Abro los ojos y estoy durmiendo en mi cama. Camino hacia el comedor y hay una mesa y dos sillas. Vuelvo a abrir los ojos y aún estoy durmiendo en mi cama. Camino hacia el comedor, agarro el celular y veo una mesa y cuatro sillas. Abro los ojos y sigo durmiendo en mi cama. Me levanto, agarro el celular, voy al comedor y no hay nada. La historia se repite indefinidamente, con habitaciones similares, a veces vacías, a veces llenas, con mas o menos sillas, a veces agarro el celular, otras veces no. Esta situación se repite tanto como todas las vidas en las que fui saltando. Quiero salir de este laberinto. Pero fue diseñado por alguien que tenía mucho tiempo libre y no me va a dejar salir jamás.

Hay un lugar que combina los recuerdos del pasado y del futuro, y los guarda en una escala de acuerdo en el tiempo que pasaron. Así los recuerdos antiguos ocupan poco espacio físico y los recuerdos futuros se ven como pirámides al lado de los pasados. Mi mente ya no da abasto. ¿Cansado? Quiero ver más lugares, quedar atrapado en bucles del cual no puedo salir, verme a mí mismo a mi lado muchas más veces, ver lugares extraños… Vivir el mismo momento una y otra vez, recordar cosas que no existieron. Pero esta vez quiero despertar, aunque sea solo por un momento y estar en el lugar que se supone que debo estar. Mi lugar en el universo.

Hay un secreto en el tiempo, y lo aprendí aquella vez en el hospital. Nuestra alma del futuro viene a visitarnos. Pero hay veces que nosotros tomamos el control de la mente futura e incluso cambiamos nuestro destino, cuando éste viene a visitarnos. La libertad existe en el poder de interpretación. Así que decidí interpretarlo todo de nuevo para ser libre. Volver a leer la vida, las múltiples vidas, y encontrar algo que me sacara de este laberinto. Así que abrí mis ojos, estaba durmiendo en mi cama, miré el techo y había un ventilador y 3 lámparas, me levanté, no agarré el celular y fui a la cocina. Había una mesa y cuatro sillas. Y estaba mi familia. Cuando la mente me encierra en un laberinto, recuerdo que siempre se puede salir de ellos, que nadie tiene tanto tiempo libre como para crear uno imposible de resolver.

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