Doble Mente

 La lágrima de té se derramó sobre el mantel, mientras el resto chorreaba por el suelo. Que lástima, mi té verde. Todo por culpa de la doble mente.

Antes de las 7 de la mañana sonaba el despertador y lo corrí unos 15 minutos más para despertarme poco a poco, como de costumbre. Ya para la segunda vez que sonaba, había agarrado el celular para ver la hora y faltaba un minuto, así que apagué la alarma. Mientras servía el agua caliente en mi taza de porcelana, con el saquito de té verde, me acordé de haber vivido ese momento antes.

¿Por qué estoy tomando té verde si a mí no me gusta? Además, tengo sueño y voy a la escuela a la tarde, no tengo por qué levantarme tan temprano. Tengo ganas de ir al baño ¿Dónde estoy? Ésta no es mi casa. Me estoy quemando la mano con agua hirviendo ¡Ay! Que desastre, esta todo desparramado por el suelo.

Pero mi mente joven se fue como vino, de repente. Y no, ya no voy a la escuela. Y sí, ahora me gusta el té verde y esta es mi nueva casa y me es familiar. Además, no tengo ganas de ir al baño.

Dos mentes compartiendo el mismo tiempo, una que ya no soy y la otra pensando ¿Por qué ya había vivido este momento?

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