Asalto al Tiempo
Te recuerdo desde dos puntos de vista. Desde mi yo joven y desde mi yo actual. Si tan solo las creaciones de la mente fueran más sencillas... Pero los sueños no son una excepción. Ni los viajes en el tiempo durmiendo.
Aquel árbol que no se de donde era se veía enorme e infinito. Apenas podía tocarlo desde sus raíces. Sin embargo ahí también estaba yo sentado en una rama del mismo árbol mirándome a mi mismo en el suelo.
Cuando todos duermen yo estoy despierto. Despierto en mi alma con los ojos cerrados deambulando por las ramas de la eternidad.
Cae la lluvia y la luz sobre el mar. Las aguas se agitan y la espuma grita, desvaneciéndose en nada. Estoy en un barco y a la vez soy un tiburón en el mar, que salió del mismo barco cuando era mitad humano.
También en el cielo hay lugar. Cuando las nubes se duermen en el horizonte y el sol tibio oculta su gracia. En la montaña fría y nubosa como la mente cuando no tienen lugar la razón ni el delirio. Y a la vez el sol asomando del otro lado...
Íbamos caminando con migo mismo de mi otra edad por las escaleras del castillo, llevando al dragón en nuestras manos. El más pequeño iba atrás y el más grande adelante ¿Qué estará pensando cada uno? ¿Acaso no son uno los tres y el dragon representa la vida que avanza?
Así hay infinidad de historias donde uno es dos. Las sombras en la pared se bifurcan en miles. La vida es el conjunto de conjuntos y el viento que hace sonar algunas hojas del árbol me recuerda al mar y el mar al castillo y los tres al sueño.
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